Uno de los actos performáticos incluía un cartel que decía «la dictadura sexual nunca terminó» estaban frente a la casa central de la Universidad Católica de Chile. El colectivo actuó con vibradores simulando un acto sexual en vivo. También hubo un grupo de personas desnudas en plena plaza Baquedano que se denominaron como «empelotados» antes los abusos y la desigualdad que tiene el país.
De inmediato, en las redes sociales los comentarios de carácter moral superaron a los más explicativos, incluso un candidato presidencial aprovechó de emplazar a la Defensoría de la Niñez por haber un menor de edad entre los «empelotados».
La performance por definición es un acto por el cual se tensión los límites de la ética y moral aceptadas como norma en la sociedad dominante. Así, nada más dogmático que la sexualidad, el goce y el cuerpo como primer espacio de ocupación personal e identitaria
— El Vicky (@KlaudioMarambio) October 25, 2019
Espero que la Defensora de la Niñez deje por un dia la ideología de izquierda de lado y vaya a rescatar a ese niño del acto sexual colectivo que esta siendo forzado a participar. pic.twitter.com/msxCHxPprj
— José Antonio Kast 🇨🇱 (@joseantoniokast) October 24, 2019